El Tajo, una cuenca desequilibrada
Las aportaciones naturales en la cabecera del Tajo han descendido un 47% en los últimos 50 años.El 85% del consumo de agua se produce en una zona donde solo se cuenta con el 45% de los recursos.
La cuenca del Tajo presenta desequilibrios estructurales en cuanto a la localización geográfica y cantidad de sus aportaciones naturales y en cuanto a la de sus consumos, usos y demografía.
El río Tajo es el más largo de la península Ibérica, con 1007 Km de longitud. Tiene su nacimiento en los Montes Universales y desemboca en Lisboa, dando sus aguas al Océano Atlántico.
Su cuenca hidrográfica tiene una superficie de 81.477 km2, siendo la tercera cuenca más extensa de la península Ibérica, con un 68% en territorio español y el 32% en territorio portugués. Sin embargo, es la cuenca más poblada de la península, con más de 10 millones de habitantes, incluyendo las dos capitales, Madrid y Lisboa. Además, es la cuenca más regulada de España, capaz de almacenar el 20% de la capacidad total.
En lo que respecta al clima, éste es mediterráneo en su mayor parte, siendo las precipitaciones más abundantes en las subcuencas que desembocan en su parte media (final de la demarcación española) que las que desembocan en cabecera y parte alta (CHT, Plan Hidrológico de la Cuenca del Tajo 2014, Anexo 2, p.6).
Teniendo en cuenta la situación geográfica de Madrid y su entorno metropolitano en esa zona media-alta, el 85% del consumo de agua de toda la cuenca se produce en una zona donde sólo se cuenta con el 45% de los recursos.
A este desequilibrio se le une el hecho de que, en toda la cuenca, se ha producido un descenso de las aportaciones a partir de la segunda mitad del siglo XX.Este hecho adquiere especial gravedad en la cabecera, donde dicho descenso se estima en el 47% (en el periodo 1958-2006, la media de aportaciones anuales en la cabecera del Tajo fue de 1.457 hm3, mientras que, si se consideran los últimos años, en el periodo 1980-2006 dicha media anual disminuyó hasta los 773 hm3 -CHT, 2014-).
Los problemas del Tajo:
- Disminución de aportaciones en cabecera (47%), lo que genera una clara escasez de recursos en la cabecera de la cuenca
- El Trasvase Tajo-Segura ha supuesto la derivación de enormes cantidades de agua que han mantenido sus embalses de cabecera (Entrepeñas y Buendía) con volúmenes mínimos durante largos periodos. Ello ha causado impactos ambientales (debido al severo descenso del caudal río abajo), así como impactos socio-económicos (debido a la merma de oportunidades de desarrollo ligadas al agua de los pueblos ribereños).
- Madrid y su entorno metropolitano. La Comunidad de Madrid, íntegramente en la cuenca del Tajo, con más de 6.700.000 habitantes, no sólo acapara los recursos de gran cantidad de los afluentes del Tajo del sistema Central, sino que vierte en ellos sus redes de saneamiento, con aguas no siempre suficientemente depuradas o cuyo nivel de depuración no permite alcanzar el buen estado ecológico a las aguas receptoras de este efluente de depuración. Ello ocasiona, aguas abajo, problemas de calidad en el llamado eje del Tajo, que incluye las ciudades de Toledo y Talavera de la Reina, entre otras poblaciones, y una clara afección socioeconómica de los pueblos ribereños.
- Talavera de la Reina constituye un “punto crítico” en la cuenca, con caudales medios circulantes en el mes de julio de algunos años inferiores a 2 m³/s y problemas en la calidad del agua y degradación de cauces y riberas.
- Eutrofización de los embalses de la zona de Extremadura, lo que ocasiona graves problemas antes de la frontera con Portugal.
- Incumplimiento del Convenio de Albufeira. La Confederación Hidrográfica del Tajo considera como “problema” el compromiso adquirido con Portugal sobre los caudales semanales, trimestrales y anuales que deben circular por la frontera y que se encuentran recogidos en el Convenio de Albufeira. Para la Confederación se considera un problema que el río Tajo lleve agua más allá del embalse fronterizo de Cedillo. Además, existen importantes disminuciones en las aportaciones naturales en dicha frontera (del 28%, teniendo en cuenta los datos de las aportaciones medias de la serie de 1940 a 2006 con las de la serie corta de 1980 a 2006).
En resumen, nos encontramos con una cuenca con problemas por su excesiva regulación, por la disminución de las aportaciones naturales (agravadas por los trasvases excesivos hacia el Segura) y por la calidad de las aguas (causadas por la depuración no suficiente en la Comunidad de Madrid). El resultado son unos caudales mermados con una calidad insuficiente que impiden que los principales cursos de la cuenca alcancen el buen estado.
El estado de sus ríos
Los problemas estructurales de la cuenca se reflejan en el estado final de sus masas de agua. En el mapa se observa cómo, en líneas generales, sólo las cabeceras de los ríos tienen el buen estado final demandado por la Directiva Marco del Agua. Sin embargo, el eje del Tajo y las zonas medias de los principales ríos no alcanzan ese buen estado.
El estado de las masas de agua superficiales se establece según su estado ecológico y su estado químico. Para determinar el estado ecológico se evalúa la calidad de la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos asociados a las aguas superficiales, y se clasifica empleando una serie de indicadores biológicos, hidromorfológicos y fisicoquímicos. El estado químico se determina por el cumplimiento de las normas de calidad medioambiental de las aguas. Para alcanzar el buen estado final se ha de alcanzar simultáneamente el buen estado ecológico y el buen estado químico. Si alguno de los indicadores no alcanza los valores mínimos, la masa de agua tendrá la calificación de estado “peor que bueno”.